El proyecto lo desarrollará la comarca del Bajo Aragón-Caspe dentro del Plan de Dinamización del Producto Turístico. El presupuesto asciende a unos 200.000 euros. Las obras deberían haber comenzado ya para que estuvieran terminadas el próximo mes de noviembre, si bien lo más probable es que, como el tiempo se ha echado encima, todo se retrase hasta 2011. Se han realizado unas prospecciones para comprobar si la tierra esconde más elementos arquitectónicos y se está a la espera de que un informe determine que la actuación no causará problemas en los restos. Una vez se conozcan los resultados, Patrimonio dará su veredicto.
Los trabajos consistirán en limpiar y acondicionar las bodegas, en las que el alcalde de Maella, Antonio Tudó, cree que estuvieron las cuadras de la fortaleza, un enorme edificio del siglo XIII. No presentan grietas ni daños importantes. En este sentido, el primer edil destacó que es la parte del castillo más consolidada y mejor conservada.
Las ruinas del castillo presentan un mal estado, si bien el regidor resaltó que no hay ningún riesgo de derrumbe. En el Consistorio sueñan con impulsar la restauración del edificio y que Patrimonio se encargue de esta labor en distintas fases. La pega, ya se sabe, es la negativa coyuntura económica, que no invita a grandes iniciativas patrimoniales. De ahí que la corporación de Maella optara por dar un primer paso y empezar por las bodegas. Tudó resaltó que pretenden que los ciudadanos puedan visitarlas, así como acudir a los actos culturales que se celebrarían en esas paredes.
El castillo, visible desde lejos, es uno de los símbolos de la localidad zaragozana junto con la torre del reloj y la figura de Pablo Gargallo, sus máximos exponentes desde el punto de vista turístico Suele ser lo primero en lo que se fijan las personas que acuden de fuera de Maella.
Fuente: Heraldo de Aragón
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